Después de la quiebra del aeropuerto de Ciudad Real, un proyecto irresponsable que ha terminado costando al contribuyente -ya sea por ayudas directas o por los costes de la intervención de Caja de Ahorros Castilla-La Mancha (CCM)- decenas de millones de euros, sigo sin comprender por qué muchos políticos de Antequera sigan obsesionados con impulsar un aeropuerto en la Vega.
La ampliación del aeropuerto de Málaga capital y el desarrollo de todo tipo de infraestructuras de enlace del aeródromo con autovías, autopistas y tren provocan, primero, que la demanda de transporte aéreo de la provincia y de su hinterland quede completamente cubierta hasta el 2030, como mínimo, y, segundo, que los ciudadanos de Antequera dispongan de 1.000 vuelos internacionales cada semana a 45 minutos en coche o tren.
En estas circunstancias, ¿qué sentido tiene destinar recursos públicos -cada vez más escasos- a esta infraestructura no necesaria? ¿qué empresa cometería la locura de enterrarse como ha hecho la CCM en un proyecto semejante?
Es una auténtica ironía que finalmente hayan sido los ecologistas -como ocurrió con SEO/BirdLife en Ciudad Real- los únicos que vieron la inoportunidad de este tipo de proyectos, mientras políticos y gestores empresariales lanzaban por un despeñadero los impuestos y los afanes de miles de ciudadanos.
En el caso de Antequera, SEO (Sociedad Española de Ornotología) también ha sido muy activa en su oposición al aeropuerto, con datos reales en la mano y no con milongas. Esperemos que el nuevo escenario de sobriedad y rigor en el uso del dinero público y privado se imponga a las ansias de inaugurar obras inútiles que tienen muchos políticos.
Julián Muñoz Ortega
13-jul-2010
Fuente: Sur.es.
miércoles, 14 de julio de 2010
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