¿Quién dijo miedo?

El bajo rendimiento del aeropuerto 'Don Quijote' de Ciudad Real, una de las principales apuestas en infraestructuras del Gobierno de Castilla-La Mancha, encendió algunas alarmas en la sociedad Aeromur que construye el aeródromo murciano.

La caída general del tráfico de pasajeros y el enfriamiento que se palpa en el negocio aéreo se han aliado, en el caso de Ciudad Real, con un proyecto que no ha visto cumplidas sus expectativas de éxito. Se presentó como el aeropuerto Madrid Sur, que iba a complementar al de Barajas, pero en su primer año de funcionamiento sólo ha movido 50.000 viajeros, muchos de ellos aficionados a la caza.

'Don Quijote' fue el primer aeropuerto internacional privado de España, con más de 500 millones de euros de inversión, y ahora apenas levanta el vuelo. Esta obra ha contribuido al desequilibrio de Caja Castilla-La Mancha, un aviso a aquellos navegantes que no piensan caer en el lado oscuro del apalancamiento financiero.

Esto es, en la sociedad Aeromur se encuentran Cajamurcia y la CAM, que por lógica no se han concedido préstamos a sí mismas para culminar las obras de Corvera. Los 200 millones de euros necesarios los han aportado cuatro entidades financieras, encabezadas por La Caixa, que empezarán a cobrar desde el momento en el que llegue el primer viajero. De no ser así, el Gobierno regional, que es quien ha puesto el aval, se quedaría con el aeropuerto por 200 millones, la mitad de su coste, ya que Aeromur perdería lo invertido. El Ejecutivo volvería a subastar su explotación y santas pascuas, explican.

Puede verse afectado el aeropuerto murciano por el 'síndrome' de Don Quijote?

Los concesionarios, encabezados por Sacyr-Vallehermoso, han sopesado el débil despegue del aeródromo ciudadrealeño y están convencidos de que aquí no sucederá algo similar. Calculan que por la pista de San Javier se mueven más de dos millones de pasajeros al año, y que Alicante capta en Murcia la mitad de su tráfico. Entre uno y otro, aseguran, habrá clientela suficiente.

Fuente: La Verdad