Siempre he defendido el proyecto del aeropuerto de Ciudad Real y ahí está la hemeroteca de EL DIGITAL para comprobarlo. Que unos empresarios se jueguen su dinero para poner en marcha una infraestructura estratégica para el desarrollo y el futuro de una región no puede sino recibir el aplauso y el reconocimiento general. Además, cuando un proyecto de ese tipo se pone en marcha uno está siempre convencido de que detrás de él hay unos estudios de viabilidad, sin los cuales sería imposible que nadie en su sano juicio se metiera sin pensar en la posibilidad de una más que probable ruina.
La legitimidad del proyecto, y su reconocimiento por mi parte, nacía, ante todo, de su carácter privado y del convencimiento de que nadie se jugaría su dinero si la viabilidad del proyecto no fuera un certeza apoyada en estudios serios. El cúmulo de acontecimientos que se han vivido en los dos últimos años desgraciadamente no me hacen pensar hoy de la misma manera.
La confirmación de que las cosas casi nunca son lo que aparentan y que algo muy grave ha ocurrido con el proyecto, procede del hecho ya confirmado de que la sociedad propietaria del aeropuerto de Ciudad Real ha solicitado un aval, no de cien, sino de ciento cuarenta millones de euros, para salvarse de la quiebra y de caer en manos de los acreedores.
El gobierno regional de José María Barreda, no ha dudado un solo momento y está dispuesto a ponerlos para salvarlo. La oposición no lo tiene tan claro y uno piensa que de la misma manera que la sospecha se ha instalado en uno, legítimamente la oposición tiene derecho a sospechar de que algo no va como nos habían vendido.
Y el caso es que en el ciudadano de a pie que no tiene ni idea de cómo funcionan estas cosas, pero que es capaz de ver que algo no funciona como debiera, la misma idea que predica la oposición política y que le ronda a uno en la cabeza, es la que se acaba instalando como una verdad irrebatible.
Alguien pone en marcha una idea ambiciosa que cuenta con el aplauso general, y por supuesto del poder político, porque al fin y al cabo se vende la idea de que los que se juegan el dinero son unos emprendedores que sólo pueden beneficiar el progreso de una zona. Luego la realidad es otra cuando lo que el ciudadano de a pie ve es que tanto en el principio, dinero de la CCM, como en el final, aval del gobierno regional, con lo que se ha jugado es con el dinero de todos.
Eso sí, si el proyecto hubiera dado beneficios, los que hoy se acuerdan y reclaman el dinero de todos, no se hubieran acordado ni de la CCM, ni del gobierno regional, ni mucho menos del ciudadano de a pie, que hoy juzga bajo la sombra de la sospecha a todo lo que huela al aeropuerto Ciudad Real Central y a sus supuestos promotores.
Pedro A. López Gayarre
29-marzo-2010
El Digital
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